lunes, 15 de febrero de 2016

Crisis: palabra no dicha

En economía, política y cultura se usan las palabras adecuadas para nombrar fenómenos y procesos de la realidad. Los economistas, sociólogos y politólogos son muy productivos en esto. Los primeros dicen que cuando hay una situación irregular, de descenso de producción, crecimiento y caída de los principales indicadores macroeconómicos, hay recesión. Para otros, el término más adecuado es crisis, pues, la economía está en desequilibrio y vive momentos de inestabilidad, turbulencias y efectos negativos que afectan a todos. Por eso la tarea del Gobierno es crear e implementar medidas adecuadas para que esta vuelva a su normalidad. En el país la caída de los precios del petróleo y el modelo económico implementado han constituido factores que han contribuido a la actual recesión o crisis (según la óptica que observe y analice). Sin embargo, esto que es obvio para un observador cualquiera no lo es para el Gobierno. Cierto que el "shock" externo de caída de precios del barril de petróleo es grave. No obstante, es preciso recordar que economías como la nuestra están expuestas a estas situaciones. Por lo tanto culpar solo a este factor no es realista. Es adecuado que el Gobierno y sus ideólogos acepten que se vive una contracción, recesión o crisis económica. Este hecho demanda el aporte de todos y no solo la propaganda ideológica permanente. El contexto que vive el país afecta a la sociedad. Por ello es necesario que se convoque a todos, sin distingo económico, social y político, para que en unidad de esfuerzos y acción el Ecuador retome el rumbo del crecimiento y el desarrollo. Es hora de que el término "crisis" sea incorporado al lenguaje de los ideólogos y dirigentes de la revolución ciudadana. Esta palabra no es mala ni buena. Solo indica que una sociedad y su economía atraviesan por ella y que únicamente se sale de ella en acción de unidad. Expreso, Año 43 N° 15502 16 dic. 2015, p. 8

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